Celebrar lo cansado

Emilio Guerra-Estévez
2 min readSep 15, 2021

El breve soliloquio

Independencia y Progreso (Retablo de la Independencia) 1961, Juan O’Gorman, Museo Nacional de Historia

Se quedó trivial, y se nos ha hecho viejo. La obsesión de engobernar la patria con sus estilos y temores. Es otro año en el que la celebración del nacimiento de nuestra idea de México no acaba por confundirnos sobre qué demonios estamos celebrando. Debo confesar que me parece muy poco entusiasta ver una declaración hecha en donde el mantra republicano de «vivan los héroes que nos dieron patria» me suena más como la antinomia de los que nos la han quitado. Me aturde que la ficción de signos y símbolos haya terminado en diluir la verdadera historia y en ocultar el honor con la dramaturgia del maquillaje, el guión, la utilería y el camerino.

Celebramos lo cansado, porque lo fresco se vive y se celebra en la sonrisa de una madre entregándole un huipil a su hija en la llanura yucateca en quiénsabecuál mes, o en el olor a humo de maíz en el comal de una cocina en la Sierra Negra, o en el padre llorando viendo a su hijo graduarse del Heroico, o sí, en la noche cansada del mariachi de regreso a su casa, en la ciencia que persevera y revive en los laboratorios fríos de las academias nacionales, en las esquinas de artesanía, en la voz del vendedor de lotería; en mil espíritus menos en donde se pinta la -según- versión oficial. En donde descansa y se levanta a diario el México que se pone a trabajar y a vencerse a sí mismo de sus propias conquistas que despojan de vida, y que secuestran su alegría. Ahí, en el calendario completo está lo que sí celebramos, el pasar de los días venciendo las ajenías e indiferencias de quienes terminaron por gobernarnos.

La mexicanía no es la puesta en escena en donde se quiere ilustrar nuestro valor detrás de ribetes y ventanas con flecos. La historia se hace viva cuando celebramos lo que hoy nos hace fuertes y valientes; no el tedio de escucharlos de nuevo decir su guión y vestir la patria con adornos que se sienten y se ven cansados.

La patria viva es la que se nos ha olvidado ver.

Sigue ahí, vamos por ella.

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